domingo, 29 de noviembre de 2015

Encuentro.

Taciturno, somnoliento.
Era un encuentro casual entre dos personas que no tenían mucho que decir, pero que sus mentes decían a gritos todo lo que sus bocas callaban.
Ella cerró los ojos, en muestra de sus apáticos sentimientos.
Él la observaba, creyendo que nada y todo había cambiado, y que esto no era más sino un espejismo vivo de una realidad contigua a otro sueño de aquellas noches solitarias experimentadas en el último tiempo.
Suspiró. Para ser francos, no sabía con exactitud qué estaba haciendo en ese lugar, junto a la respiración de la chica que más había querido en esta vida y junto a un millar de recuerdos que no se iban ni de por casualidad.
Volvió a abrir los ojos y lo observó, callada, sin expresión alguna.
Su garganta se volvió en un nudo incomprensible que le dificultaba hablar.
- Ya no eres la chica de quien me enamoré.- atinó a decirle.
Vio en ella una mirada de comprensión, mezclada con un sentimiento ambiguo.
- Tú nunca fuiste el chico del cual creía estar enamorada.
Y aquello fue lo último. Se levantó, se largó y lo dejó, ahí sentado, con muchas preguntas sueltas y un corazón que se rompía cada vez con más intensidad. No había otra oportunidad, nunca la habría. 

sábado, 7 de noviembre de 2015

Día nublado

Era un día nublado, de esos nublados que sé que te encantan. Retomé aquel camino que solíamos transitar con inocencia y elegancia, y pensé en todo aquello que prometimos y jamás llevamos a cabo. Recordé con cautela esas manos frías que solían envolverme con tanto calor y ternura. Y cómo olvidar esas risas, esas risas que compartíamos sin compromiso alguno, ese aire de serenidad y calma. Muy en el fondo sabía, que no era más que un recuerdo vago, de algo que jamás debió haber existido, de algo fugaz e incierto. La realidad te somete, te obliga a abrir los ojos, te hace darte cuenta que la felicidad es momentánea, y de un momento a otro… se puede esfumar.

domingo, 11 de octubre de 2015

Aquel gran motivo.

Ruido, una mezcla de voces ruidosas y tormentosas que desenfrenan mi ritmo cardíaco.
Todo me parecía ruido, incoherencias con una profundidad exorbitante que golpeaban mi cabeza con un vaivén de ideas absurdas.
Cerrar los ojos, comprender. Quizá eran pensamientos absurdos de una existencia poco común, quizá era solo un presentimiento, quizá no todo era tan malo.
No todo estaba perdido…
Lo único que me hacía falta era encontrar aquel motivo, aquel gran motivo para continuar.
Continuar… así como los años corren, así como las horas pasan, así como los minutos te avisan con ímpetu que es momento de continuar.

domingo, 30 de agosto de 2015

Espejismo

Terrible, seductora e ingenua, características de una dama caprichosa.
¿Quiénes han de fijar sus ojos en ella? Aquellos ingenuos que se dejan llevar por la mirada, que engañan a sus corazones con tal de ver un rostro bonito y unas pestañas largas moviéndose al compás de un disco trillado de los sesenta.
Pierden, pues, aquellas que no saben el arte del coqueteo. Que no saben seducir con la mirada, que no saben sonreír como lo hacía la divina Marilyn Monroe.
¿A quién engañamos, entonces? Queridos amigos, los ojos nos enredan, no nos permiten ver que hay detrás de aquella sonrisa de revista, manos bien cuidadas y vestidos de alta costura.
 

sábado, 8 de agosto de 2015

Esa noche

Debió ser esa noche, claramente.
Aquella noche lánguida en la que tus ojos me sonreían con tristeza.
No tuve duda alguna de que estaba fabricado para mí.
Para todas mis rarezas e inseguridades.
Claro, ¿Cómo no pude darme cuenta antes?
Pero era una ilusión.
No podía ser, y obvio que lo sabía.
Era complicado, jodidamente complicado.
Anhelamos lo imposible y alejamos lo sencillo, como buenos humanos.
Sus ojos hablaban por él, y seguramente los míos repetían su acto.
¿Cuándo logras saber con certeza de que quieres a alguien?
¿Por los latidos de tu corazón cada vez más erráticos? ¿O por el sentimiento de necesidad de una persona?
Era obsesiva, y quizá una total demente.
Pero lo quería, lo quería como una demente suele querer a las personas.
Con pasión, audacia y locura.
Al mirarlo, tan solo con mirarlo, sabía que no todo estaba perdido.

miércoles, 8 de julio de 2015

Trastorno

Era una dicotomía permanente, una guerra sin tregua, un pasado sin futuro.
Debía frenar el paso desenfrenado por el cual me estaba conduciendo.
¿Cómo era de esperarse que todo aquello fuera capaz de abundar en sólo una persona?
Toda aquella vorágine, esa incesante persecución de ideas y ese dialecto tan amplio que emanabas porque sí.
Me apresuré demasiado al pensar que podrías quererme del mismo modo en que lo hacía yo.
Prácticamente me obligué a crear una imagen utópica de ti en mi cabeza, pero ¿De qué sirvió, si al fin y al cabo, no resultabas real?
Quizá nunca debí idealizarte, así tal vez la decepción no hubiese sido tan brusca.
Y ahora te limitas a vagar en mis recuerdos, a hacerte notar de vez en cuando en mis ideas y a presenciar mi insomnio con una dócil sonrisa en la cara.


martes, 7 de julio de 2015

Dolor

Comprendí por qué el dolor físico le era tan satisfactorio.
Llevaba quizá años lidiando con esa amargura que le consumía el alma. Ese tipo de melancolía que se te pega sin saber cómo ni por qué.
Tal vez sólo buscaba liberarse, buscar un método para que aquella sensación de soledad no terminara por consumirla entera.
El dolor físico era su escapatoria. Era una forma de adormecer todo el dolor que le proporcionaba su desastrosa mente.
Pues, ¿Qué era el dolor de la piel comparado con el del alma? 

sábado, 4 de abril de 2015

Así fue, así es y así será.

No sé por qué me sigue doliendo todo aquello. Las críticas de mamá, papá las ignora. ¿Desde cuando me encuentro en un punto medio? ¿Desde cuándo estoy obligada a escoger un lado?
Recuerdo aquellos años pueriles en los que todo estaba en calma, pero claro, nunca estuvo del todo calmado, ¿no es así? Siempre existieron y siempre existirán diferencias, y no hay nada que yo pueda hacer para arreglarlo. Quizá es un suceso transitorio, quizá no, pero el trauma que sentí hace un par de años atrás no termina de afectarme. Siempre me afectará, y parecen no notarlo, pues no les nace ningún intento de llevarse bien, de arreglar las cosas, de al menos fingir que están bien. Todo es en vano, así fue, así es y así será. 

miércoles, 1 de abril de 2015

Ciclo sin fin

Tenemos tanto dolor, que ni siquiera nos damos cuenta que cada partícula de nuestro cuerpo está deseosa de amar. Cada átomo, cada electrón.
Pero el amor se nos reduce a un beso, a una caricia, a un par de palabras.
Se supone que el amor va más allá, te avisa palpante que está ahí, demanda ser sentido.
Pero todo habitante de la humanidad sabe con certeza que el amor y el dolor van tomados de la mano. No hay uno sin el otro. 
¡Es un ciclo sin fin!


sábado, 28 de marzo de 2015

No me quería

Su mano.
Sí, su mano.
Amaba tomar su mano en esos fríos días de invierno.
Siempre creí que entrelazar nuestros dedos era el acto más puro de amor.
Quizá porque me trasmitía su calidez, su afecto, e incluso su estado anímico.
Pero a medida que pasaba el tiempo, su mano estaba cada vez más frívola
Casi a la fuerza, casi por obligación
Y entonces, caí en la cuenta de que él no me quería
que todo fue una mentira disfrazada de un cuento de hadas
Y que yo no era Cenicienta, y él no era mi príncipe azul
y que al fin y al cabo
él no me quería.
No me quería.  

Mentiras

Podrías convertir una existencia irracional como la mía en un sueño utópico con tan solo una bolsa de mentiras.

jueves, 26 de marzo de 2015

Te estuve esperando

Te estuve esperando.
Esperé tus caricias, esperé tus sonrisas.
Esperé que llegara esa tarde en la que ambos conversaríamos y nos reíamos de lo absurdo que es el mundo.
Esperé por tus abrazos, por tus abundantes besos, por esas manos ya ásperas de tanto contacto.
Esperé en silencio, sin quejas, sin querella.
Esperé el día que tú me quisieras tanto como yo te he querido, porque
Oh, te he querido
Te he querido hoy, ayer y mañana
Te he querido en la adversidad y en la tregua
Te he querido como nunca nadie te había querido
Esperé como una tonta, esperé tu regreso incierto
Esperé en vano, tú jamás volverías.
Jamás.

Soledad de fines de Marzo

El deseo de quererte es aún más grande del cariño en realidad. No creo que seas indispensable para mí, pero, de algún modo, al no tenerte siento esa necesidad absurda de que me haces falta. Irónico, ¿no crees? Yo aquí escribiendo para tí, y tu allá con otra ni siquiera recordando mi nombre.