domingo, 11 de octubre de 2015

Aquel gran motivo.

Ruido, una mezcla de voces ruidosas y tormentosas que desenfrenan mi ritmo cardíaco.
Todo me parecía ruido, incoherencias con una profundidad exorbitante que golpeaban mi cabeza con un vaivén de ideas absurdas.
Cerrar los ojos, comprender. Quizá eran pensamientos absurdos de una existencia poco común, quizá era solo un presentimiento, quizá no todo era tan malo.
No todo estaba perdido…
Lo único que me hacía falta era encontrar aquel motivo, aquel gran motivo para continuar.
Continuar… así como los años corren, así como las horas pasan, así como los minutos te avisan con ímpetu que es momento de continuar.

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